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«El futuro del trabajo no será más rápido, será más consciente. Y serán las mujeres, desde su ritmo, su cuerpo y su verdad, quienes abrirán el camino”

 Esta poderosa afirmación introduce una perspectiva revolucionaria sobre la productividad laboral, tradicionalmente medida en términos impersonales como tareas completadas y horas trabajadas. El documento que exploramos hoy nos invita a trascender esta visión limitada y a abrazar una comprensión más profunda y sensible, especialmente cuando hablamos de la productividad femenina.

Históricamente, se ha ignorado la rica experiencia humana que subyace al trabajo. En el caso de las mujeres, esta omisión es aún más significativa, ya que su productividad va más allá de los resultados tangibles. Ellas lideran, cuidan, sostienen, imaginan y reconstruyen, navegando sus vidas entre responsabilidades profesionales, emocionales y las expectativas sociales. Por ello, hablar de productividad femenina implica redefinir lo que significa producir con sentido, en armonía con el cuerpo, los ciclos biológicos y los valores personales, más allá de las simples técnicas de gestión del tiempo.

Este artículo busca resumir las claves para resignificar la productividad desde un enfoque consciente, regenerativo e inherentemente femenino, basándose en experiencias reales y recomendaciones prácticas.

LAS SEIS CARACTERÍSTICAS DE LA PRODUCTIVIDAD FEMENINA CONSCIENTE

Acá se desglosan seis características fundamentales de una productividad femenina consciente:

  1. Centrada en el propósito: La acción se guía por la alineación con valores y significado, trascendiendo la mera lista de tareas.
  2. Sensible a los ciclos: Se reconocen los ritmos corporales y energéticos, integrando la cronobiología y la autocompasión en la gestión del tiempo.
  3. Multidimensional: Se considera el equilibrio entre lo laboral, emocional, mental y espiritual como un ecosistema interconectado.
  4. Sostenible y regenerativa: Se prioriza evitar el agotamiento, estableciendo límites y valorando el descanso como parte integral de la productividad.
  5. Colaborativa y relacional: Se fomenta la creación de redes, alianzas y la celebración del éxito colectivo, potenciando lo femenino como motor de cambio compartido.
  6. Auténtica y flexible: Se trabaja desde la realidad individual, adaptando los métodos y permitiendo la experimentación y la evolución.

LA PRODUCTIVIDAD CÍCLICA FEMENINA: SINCRONIZANDO CON LAS FASES ENERGÉTICAS

Una distinción crucial que resalta la diferencia entre el ciclo energético masculino, de aproximadamente 24 horas, y el ciclo energético femenino, que sigue un ritmo de 28 a 30 días influenciado por las hormonas. Lejos de ser una limitación, este ciclo es presentado como una fuente de sabiduría. Mientras la energía masculina tiende a ser más lineal, la femenina fluctúa en fases, ofreciendo momentos distintos con características y potencialidades únicas.

A continuación, se describen detalladamente las cuatro fases del ciclo femenino según el enfoque de Kate Northrup, en su libro «Do Less: A Revolutionary Approach to Time and Energy Management for Busy Moms«, y cómo podemos alinear nuestra productividad con ellas:

  1. Fase Menstrual: Esta fase, que dura aproximadamente de 1 a 5 días. A nivel físico y emocional, la energía tiende a ser más baja. Es un tiempo de introspección, donde la sensibilidad puede estar aumentada. Productivamente, este periodo es ideal para evaluar, reflexionar sobre lo realizado, cerrar ciclos pendientes, visualizar las intenciones para el mes que comienza, así como para la meditación y el descanso reparador. No es el momento óptimo para iniciar grandes proyectos o actividades que requieran mucha energía.
  2. Fase Folicular: Esta fase, que generalmente va del día 6 al 13, marca el inicio de un nuevo ciclo después de la menstruación. Se experimenta una sensación de renovación, aumenta la motivación y la claridad mental. Es un momento propicio para planificar, tomar decisiones, organizar proyectos e iniciar nuevas tareas. La energía comienza a ascender, facilitando la puesta en marcha de ideas y la comunicación.
  3. Fase Ovulatoria: Esta fase, que suele durar del día 14 al 17, es el punto de máxima energía y fertilidad. Físicamente nos sentimos con más vitalidad, y a nivel comunicativo hay mayor claridad y sociabilidad. Productivamente, es un excelente momento para presentar ideas, negociar, facilitar reuniones, crear contenido que requiera conexión con otros y liderar actividades. La confianza y la extroversión están a flor de piel.
  4. Fase Lútea: Esta fase, que abarca aproximadamente del día 18 al 28, se caracteriza por una disminución gradual de la energía y una mayor tendencia al foco interno y la concentración profunda. Es un buen momento para ejecutar tareas detalladas, revisar y ajustar lo que se ha avanzado, analizar datos y finalizar proyectos. La energía se dirige hacia adentro, favoreciendo el trabajo que requiere atención al detalle y cierre.

Este calendario es adaptable y orientativo, ya que cada cuerpo es único. Lo importante es aprender a observar tu energía real en cada etapa y usarla como brújula productiva.

RECOMENDACIONES PARA UNA PRODUCTIVIDAD CÍCLICA

Estas son las recomendaciones prácticas para implementar este enfoque:

  1. Registrar la energía durante 2-3 ciclos para identificar patrones individuales.
  2. Ajustar la agenda gradualmente, priorizando tareas clave en los momentos de mayor energía.
  3. Comunicar con el equipo, cuando sea posible, para alinear tareas colaborativas en momentos favorables.
  4. Practicar la autocompasión, entendiendo que el descanso es fundamental para la regeneración y, por ende, para la productividad.

CONCLUSIÓN: Redefiniendo la Productividad con un Enfoque Femenino

La conclusión es un llamado a liberar la productividad de los estándares lineales y masculinizados. Se critica el modelo tradicional basado en el hacer constante, el control del tiempo y la desconexión del cuerpo, que no resuena con la naturaleza cíclica y multidimensional de la mujer.

Estudios como el de McKinsey & LeanIn.org (Women in the Workplace 2023) revelan el alto porcentaje de agotamiento crónico en mujeres en cargos medios y altos, lo que subraya la necesidad de un cambio de paradigma. La productividad femenina, se argumenta, no se trata de hacer sin pausa, sino de honrar la propia energía, elegir conscientemente dónde enfocar la atención y construir desde la autenticidad. Implica permitirse descansar, decir no y avanzar con verdad, escuchando la sabiduría interna en lugar de un reloj impuesto.

En un mundo obsesionado con la velocidad, las mujeres tienen la oportunidad de enseñar una forma de producir más relacional, conectada y profunda, que valora los procesos, cuida los vínculos y reconoce el bienestar como un recurso estratégico. Este enfoque no excluye lo masculino, sino que lo complementa y lo transforma, reivindicando una potencia femenina que puede regenerar el mundo laboral hacia una lógica más humana y sostenible.

Finalmente, se menciona cómo estudios de la Universidad de Stanford han demostrado la mayor eficacia de equipos diversos en género y liderazgo. Para que esta eficacia florezca, las mujeres deben poder trabajar desde su propia naturaleza.

La reflexión final del artículo es una poderosa invitación a repensar el trabajo y el liderazgo, devolviéndole a la productividad su sentido original: crear valor en sintonía con lo que somos, nuestras necesidades, ciclos, vínculos y nuestra verdad.

«Cuando una mujer produce desde su verdad y no desde la exigencia, no solo transforma su forma de trabajar: transforma el sentido mismo del trabajo en el mundo.»

Como Consultora y Coach Ejecutiva especializada en este enfoque transformador, me ofrezco para ser su guía en la creación de un camino personalizado y medible hacia una cultura de alto desempeño. Juntos, podemos diseñar una estrategia a medida que desbloquee el potencial de su organización y cultive un entorno donde la eficiencia y la felicidad florezcan en armonía.